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La soledad: una epidemia de vínculos rotos que nadie atiende en Colombia

José Manuel Holguín Arboleda / jose.holguin1@udea.edu.co
Santiago Bernal Largo / santiago.bernal2@udea.edu.co

21 de agosto de 2024

Expertos en salud mental consideran que el país debe tomar más medidas frente a este problema, como ya lo vienen haciendo otros países. Para esto es necesario entender si los colombianos estamos o nos sentimos solos y qué tanto podrían hacer las políticas públicas.

Ilustración realizada con IA de Canva.

En noviembre de 2023 la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció la creación de una comisión que busca fomentar la conexión social, a raíz de la alerta por los efectos de la soledad y el aislamiento en la salud. Este anuncio se dio en un contexto en el que la soledad es una preocupación creciente en todo el mundo y donde, de acuerdo con Gallup, el 25% de la población adulta del planeta se siente sola. 


En Colombia, las preguntas sobre un posible problema de salud pública empiezan a sonar cada vez más, a la par que se trata de entender cuáles son las implicaciones de la llamada “epidemia” de soledad en la sociedad colombiana.


El comunicado de la OMS define la soledad como: “el dolor que sentimos cuando nuestras conexiones sociales no se encuentran con nuestras necesidades”. También menciona que los riesgos del aislamiento se pueden comparar con los del tabaquismo, el consumo de alcohol, la inactividad física, la obesidad y la contaminación del aire; además de las consecuencias para la salud mental tales como la ansiedad, la depresión y el suicidio.


En un derecho de petición que el Ministerio de Salud le respondió a De la Urbe, y firmado por Yuliana Andrea Valbuena, subdirectora de Enfermedades no Transmisibles, define la soledad como “una experiencia subjetiva, en la que se desarrolla un estado emocional de insatisfacción personal en mantener relaciones sociales o sentimientos de sentirse solo”. También define el aislamiento social como un indicador objetivo de que una persona no tiene interacción con otras.


Estas definiciones apoyan la idea de que sentirse solo es distinto a estar solo. Por ejemplo, de acuerdo con el informe “Soledad en Colombia” (2020), del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en el país viven solas 2,6 millones de personas y de ese grupo, el 33,7% afirma sentirse sin redes de apoyo y confianza. De la población total del país, el 34,7% dice sentirse de esta manera.


Además, en el derecho de petición el Ministerio reconoce que “como respuesta a la soledad, se pueden desarrollar o agravar algunas enfermedades de salud mental” y aunque hay varios estudios e informes realizados por el DANE, la Universidad Nacional o la Universidad de los Andes, afirma que “desde el sistema de salud no se cuenta con estudios sobre la soledad y los problemas que se pueden generar de dicha situación en Colombia”.


Aunque el mismo documento menciona que la soledad fue declarada un problema de salud pública por la OMS, no especifica que Colombia tenga una postura ni que haya emitido una alerta al respecto.

Gráfica: Santiago Bernal Largo. Fuente: DANE.

Entenderla para atenderla

María Isabel Zuluaga, psicóloga y profesora de la Facultad Nacional de Salud Pública de la UdeA, define la soledad como la ausencia de vínculos significativos que puede redundar en no contar con alguien que te pueda acompañar en los momentos de necesidad, como al afrontar una enfermedad.


La profesora Zuluaga menciona que uno de los determinantes para poder hablar de un problema de salud pública es cuando un individuo atraviesa dificultades (enfermedades físicas o mentales) y que por sí solo no las puede resolver.


Para Santiago Herrera, psicólogo y docente de la Universidad CES, “esa ruptura con los vínculos y escenarios de participación con los otros nos pone en una situación de un individuo que no puede lograr todo lo que podría en conjunto”.


Por ejemplo, Adriana Valdelamar, candidata a doctora de la Universidad Nacional de Colombia, investigó sobre los efectos de la soledad no deseada en pacientes de cáncer en el Instituto Nacional de Cancerología (INC). Encontró que la esperanza de vida era tres veces menor en aquellos pacientes con niveles más altos de soledad.


En el informe, Valdelamar menciona que no se trata de medicalizar la soledad, sino de que el sistema de salud esté preparado para afrontar enfermedades como el cáncer y entender cómo la soledad puede influir en la esperanza de vida de las personas.


Y es que, según un informe publicado por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, la soledad y el aislamiento social aumentan en un 29% el riesgo de enfermedades cardiacas, 32% el riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares y casi un 50% en la posibilidad de sufrir demencia.


Otro análisis sobre este fenómeno lo da el psicoanalista y creador del podcast Psicoanálisis para (no) todos, Juan David López, quien habla de dos tipos de soledad: la percibida y la real.


Según López, la soledad percibida se entiende como un sesgo de las personas. Muchas veces porque interpretan las relaciones interpersonales de otra manera, o solo porque se relaciona menos con la gente durante un tiempo. Ello no implica que este tipo de personas estén totalmente aisladas o recluidas.


En cambio, la soledad real es cuando el contacto con otros disminuye durante mucho más tiempo. En este momento, la soledad comienza a entrar en conflicto con el buen desarrollo de las actividades diarias, afectando la salud de las personas.


Esta última definición complementa con la de aislamiento social, que de acuerdo con el DANE es un indicador más objetivo que permite medir a través de variables la pertenencia de una persona a un grupo y que a la larga permite entender que tan solo está un individuo más allá de la experiencia subjetiva o, en este contexto, la de la soledad percibida.

Gráfica: José Manuel Holguín Arboleda. Fuente: Centro para el Control y  Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.

El panorama de soledad en el mundo

En el mundo, atender la soledad se ha vuelto un objetivo en países como Japón y Reino Unido, donde se han creado ministerios de la soledad y han llevado a cabo iniciativas para abordar este fenómeno.


En el Reino Unido, el ministerio de la soledad surgió por iniciativa de la parlamentaria Jo Cox, quién antes de morir creó una comisión de estudio sobre los efectos de la soledad. El último reporte de esta comisión arrojó que cerca de 9 millones de los 67 millones de británicos se sentían solos. Esta fue la antesala para que en enero de 2018 la entonces primera ministra, Theresa May, creara el Ministerio de la Soledad.


Por su parte, Japón creó su ministerio en el 2021, como respuesta a la tendencia de que más personas están solas en este país. De acuerdo con una de las últimas encuestas realizadas por el gobierno japonés, el 36,4 % de la población dice sentirse aisladaAdemás, los efectos de la pandemia del covid-19 dificultaron la creación de vínculos fuertes y cerca de 1,5 millones de personas se han recluido por completo.


Aunque ningún otro país ha creado un ministerio de soledad, la comisión de la OMS para fomentar la conexión social trabaja con los y las ministras de salud de Chile, Suecia y Marruecos. Además, la Unión Europea, a través del Centro de Análisis y Métodos de Encuestas (SMAC), ha precisado el sentir de la soledad en la población de los países miembros, el cual, según un informe publicado en el 2023, determinó que 1 de cada 10 europeos se sienten solos.


Por su parte, la administración de Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, ha tenido un enfoque más evidente en políticas públicas relacionadas con la salud mental como con la creación del informe del Departamento de Salud y Servicios Sociales, encabezado por el doctor Vivek Murthy, quien además lidera la comisión creada por la OMS.

Mapa: Santiago Bernal Largo

Un fenómeno desatendido en Colombia

La respuesta del Ministerio de Salud de Colombia aclara las rutas y políticas de atención de salud mental que hay en el país. Aunque no menciona lineamientos enfocados en la soledad, sí los hay sobre algunos de los efectos que esta puede tener. El Ministerio asegura que, además de condiciones como la depresión y la ansiedad, la soledad también puede desarrollar o agravar trastornos del estrés postraumático, trastornos de la personalidad, trastornos por uso de sustancias y trastornos del sueño.


Zuluaga y López coinciden en que los espacios de encuentro y la manera en que está configurada la vivienda en ciudades como Medellín desfavorecen las conexiones sociales. Señalan que los espacios verticales (edificios de apartamentos) son propicios para el aislamiento, o al menos para que las conexiones sociales no sean tan fuertes, a diferencia de lo que sucede en los barrios populares de la ciudad, donde la vida comunitaria es más fuerte.


Es por esto que Zuluaga y López hacen énfasis en la necesidad de incentivar los espacios de encuentro. Además, López considera que también se debería incentivar lo que él llama “proyectos de construcción colectiva” como una manera de promover la creación de vínculos significativos, que las personas tengan un lugar a donde ir cuando se sientan solas y que tengan la oportunidad de hablar con otros, ya sea en espacios deportivos, culturales, comunales, etc.

Zuluaga también menciona otras acciones que se pueden abordar desde las políticas públicas: la identificación del problema y la educación al respecto. Este eje es fundamental para abordar la soledad no como un problema menor en relación a la salud mental, sino como uno con incidencia en el ámbito público.


Aunque hay muchos indicios, persiste un vacío sobre si en Colombia hay un problema de salud pública por la soledad; al menos no hay una denominación oficial como la que dio el Departamento de salud y servicios sociales de Estados Unidos con Our Epidemic of Loneliness and Isolation (Nuestra epidemia de soledad y aislamiento).


Para la profesora Zuluaga otro vacío está en el cómo detectar la problemática. Por ejemplo, la última encuesta nacional de salud mental fue realizada en 2015, un momento en que no se indagaba sobre la soledad como un posible problema de salud pública. Agrega que la nueva encuesta, que probablemente saldrá en 2025, va a dar pistas sobre la calidad de los vínculos y los indicadores de salud mental en torno a la soledad.

Gráfica: José Manuel Holguín Arboleda. Fuente: DANE
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