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Editorial: ¿Por qué construimos el Edificio Soledad? 

De la Urbe / delaurbe@udea.edu.co

8 de agosto de 2024

Por los pasillos de este edificio resuenan varias preguntas: ¿Qué entendemos como soledad? ¿Cuántas formas distintas de vivirla hay en cada habitación, tras cada ventana? ¿Cuánto se nos mete entre nosotros hasta afectar nuestra salud física y mental? Recorre este edificio para encontrar algunas respuestas y otras preguntas.

Fotografía y edición: José Manuel Holguín Arboleda.

En diciembre de 2015, el New York Times publicó la crónica Morir solo en Nueva York. Cuenta la historia de George Bell, quien a los 72 años murió en su apartamento en un edificio en el norte de Queens. No tenía familiares ni amigos, y lo encontraron seis días después de fallecer cuando sus vecinos llamaron a la policía. Su muerte fue justo como sus últimos años de vida, solitaria.

Esta parece ser la mayor manifestación de la soledad, y aunque no hay una cifra exacta de cuántas personas mueren al año solas en el mundo, se presume que cada vez son más. Pero la soledad no se reduce a este hecho. De acuerdo con Gallup, el 25% de los adultos del planeta se sienten aislados, además, hay cerca de 300 millones de individuos que no tienen un solo amigo o amiga. A esto se le suma que una de cada cinco personas no tienen a alguien con quien contar en momentos de necesidad.

Fue en este contexto que en noviembre de 2023 la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció la creación de una comisión para fomentar la conexión social; además, emitió una alerta de salud por los riesgos físicos y mentales que puede generar el aislamiento en las personas.

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Fotografía y edición: José Manuel Holguín Arboleda.

¡Bienvenido al Edificio Soledad! ¿Reconoces estos cubículos? Son apartamentos. Cada uno separado por inmensidades de emociones reprimidas entre cuatro paredes de un sólido concreto. Muy recomendado si lo que deseas es volver impersonal al otro.

Dejemos en claro algo: hablar de soledad no es fácil y asimilar los datos anteriores tampoco. Es común escuchar que somos seres sociales por naturaleza, que tenemos una condición gregaria que nos hace vivir en grupos, ya sea por facilidad, cuidado o necesidad. Al final, nos enfrentamos a un espacio físico donde nos relacionamos con los demás. Lo hacemos en distintas condiciones y capacidades, muchas veces sin preguntarnos cómo y, tal vez, sin preguntarnos por aquellos y aquellas que se sienten o están aislados.


Hablar de soledad es difícil, pero también es necesario.


En su momento, el comunicado de la OMS fue noticia en todo el mundo. También fue la inspiración para este especial: hablar de las historias, las experiencias y las secuelas de la soledad como una experiencia que nos atraviesa a todos y todas.


Un informe publicado por el gobierno de Estados Unidos meses antes que el comunicado de la OMS comparaba los riesgos de la soledad con los de fumar 15 cigarrillos diarios; también los asociaba con la obesidad, padecimientos cardiacos y con el sedentarismo; además, con implicaciones para la salud mental como demencia, depresión y ansiedad.


Todo lo anterior, por supuesto, implica una amenaza para el bienestar individual y social. Pero más allá de atrevernos a afirmar que estamos ante una amenaza de salud pública o incluso como muchos medios la han denominado, una epidemia, hay que hablar de las experiencias personales, del cuidado, de cómo se sienten las personas, cómo se relacionan y problematizar y discutir esos efectos de la soledad.

Fotografía y edición: José Manuel Holguín Arboleda.

¿Vives en el último piso? Puedes gozar de las mejores vistas que el Edificio Soledad te puede ofrecer. Desde arriba te puedes sentir como un Dios que se encuentra en lo más alto, lejos de la tierra. Tan lejos que es imposible diferenciar las caras de los transeúntes o llamar al vendedor de la mazamorra. Si los muros no son suficientes aisladores, la distancia lo será.

El punto de partida de este especial fue la alerta de salud, pero el espectro del fenómeno de la soledad es amplio. Se sabe, por ejemplo, que en Colombia viven alrededor de 14 mil menores de edad solos, que la soledad no deseada (SND) puede reducir la esperanza de vida en pacientes con cáncer, que la percepción de aislamiento es igual entre hombres y mujeres, que el 27 % de los jóvenes del mundo entre 15 y 29 años se sienten más solos o que en el país, el 4% de la población LGBTIQ+ afirma sentirse de igual manera.


Además, la pregunta sobre cómo los espacios condicionan la manera de relacionarnos nos llevó a entender la influencia de la verticalidad espacial, es decir los edificios, en la desconexión. Juan Camilo Domínguez, magíster en Estudios Socioespaciales y profesor del Instituto de Estudios Regionales de la UdeA, explica que esta tendencia a construir edificios (una que está al alza en Medellín) facilita el aislamiento y puede dificultar la interacción con vecinos y vecinas.

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Fotografía y edición: José Manuel Holguín Arboleda.

¡Sal al balcón! Mira el horizonte de monolitos de ladrillos que inundan el Valle. La franquicia “Soledad” recorre de sur a norte y de oriente a occidente la ciudad. Aquellos barrios con exceso de ruidos, brillantes, sonrientes y cálidos serán cosa del pasado. Los nuevos proyectos de viviendas e infraestructura van a ir cambiando el panorama. Todo un distrito en cubículos.

La tendencia de la verticalidad en Medellín contrasta con una un poco más antigua. La mayoría de los barrios de la ciudad crecieron de manera espontánea; también era común que los mismos vecinos se organizaran para construir sus propias comunidades. Esto también lo explica el profesor Domínguez: allí, en esos barrios que todavía son más horizontales que verticales, la sensación de pertenencia a un lugar o a un grupo de personas puede ser mayor que la percepción de desconexión.


Fue de manera fortuita que llegamos a la idea de que este especial se desarrollara en un edificio. Las conversaciones con expertos y expertas en psicología y salud pública arrojaban esa idea: bloques de apartamentos que propiciaban la soledad. Queda claro que este no es el único factor que determina qué tan aisladas están las personas, pero precisamente permite entender cómo el espacio limita, pero también cuenta.


Los matices de la soledad llenan este edificio. Sus ventanas recorren las etapas de la vida, hasta atravesar la muerte y el duelo. Permea la manera en que nos expresamos, los lugares que habitamos, la sexualidad y el cómo nos conectamos hoy en día. Este edificio es la excusa para hablar de aquello que nos puede incomodar.


Volvamos a la pregunta del comienzo ¿cómo entendemos la soledad? Encontramos que puede ser la ausencia de vínculos significativos, también que es la experiencia subjetiva que surge de sentirse insatisfecho al relacionarse, que puede ser una percepción de no sentirse acompañado o incluso que se puede concebir y vivir de manera positiva.


Ni este editorial ni este especial pretenden llegar a un consenso sobre el concepto de soledad más allá de la experiencia que cada persona pueda tener. Precisamente son esas historias personales las que nos dan una idea (o muchas) para entender los motivos por los cuáles alguien puede estar aislado. También para dimensionar los efectos de ese aislamiento.

Fotografía y edición: José Manuel Holguín Arboleda.

Claro que contamos con espacios sociales. ¡El ascensor! Puedes coincidir con alguna persona de otra vivienda mientras viajas en este espacio. ¿Tendrán una conversación fructífera? Un “hola” mutuo está asegurado, aunque puedes ser afortunado de tener una conversación más extensa, enriquecedora y esperanzadora con tu nuevo allegado. Al menos hasta que lleguen al primer piso, donde abandonarás el Edificio Soledad para ir a tu escuela o trabajo, también rodeado de cuatro muros.

La discusión sobre la soledad se ha obviado en Colombia, donde no nos atrevemos a enfrentarlo como el problema que es. Esta situación nos lleva a preguntarnos qué deberíamos hacer para cuidarnos a nosotros mismos y a los demás; salir del aislamiento y abandonar el Edificio Soledad, acompañados, y dispuestos a enfrentar esta discusión.


Construimos este edificio para contar estas historias. Decidimos hacer este especial para también, y quizás con algo de suerte, sentirnos menos solos.

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